Intervención de Alejandro Fernández en el pleno del Parlament

Usted ha decidido acudir a las reuniones de Presidentes Autonómicos para hablar de financiación, entre otras cosas, y a mí me parece bien, es más, tiene usted el derecho y la obligación, ambas, de intentar lograr allí el mejor acuerdo posible, exactamente igual que el resto de presidentes autonómicos de España.

 

El problema no es ese, el problema es por qué ha estado usted dos años sin acudir a este tipo de reuniones perdiendo oportunidades, pero, en cualquier caso, entenderá que me embargue la emoción al verle por primera vez hacer algo con sentido. A ver cuánto le dura. Tanto es así que la novedad me inspira a compartir con ustedes una reflexión acerca de la historia de la financiación autonómica en Cataluña.

 

Cataluña renunció en su momento al concierto económico. La delegación catalana de Trias Fargas, Pujol y Miquel Roca no querían pasar por el mal trance de cobrar impuestos y prefirieron el sistema ya conocido de “el peix al cove”.

 

Por su parte, en esos tiempos ERC, PSC y PSUC calificaban el concierto, y cito textualmente de “reliquia Carlista conservadora”. Y podrán decirme, con razón, que han pasado muchos años y esto podría cambiar, cierto, pero no pretenderán que los catalanes seamos los únicos habitantes del planeta tierra que no tengamos ninguna responsabilidad sobre los aciertos y errores que cometieron nuestros antecesores.

 

Vascos y navarros pidieron el concierto, pero no lo lograron de manera unilateral lo pactaron y posteriormente votaron con el conjunto de los españoles. Cataluña

renunció al concierto y en consecuencia, cualquier cambio que deseemos en la financiación tendremos que acordarlo y pactarlo con el resto de los españoles.

 

Porque la vía unilateral nunca funciona. Jamás ha funcionado. Sólo sirve para que determinados hiperventilados se vengan arriba y se hagan los valientes, pero a la hora de la verdad solo ha traído división y desgracias. Porque hablando de desgracias, como las que estamos viviendo, quizás la única enseñanza positiva que podremos extraer de esta situación es que solo avanzaremos si vascos, catalanes, asturianos, madrileños… en definitiva, todos los pueblos de España somos capaces de salir unidos. Divididos somos muy poquita cosa en cambio unidos los españoles somos capaces de superar cualquier adversidad por difícil que esta sea.